martes, 21 de agosto de 2012

LA TELEVISIÓN ES EDUCACIÓN

Por Freddy Guzmán  //

La televisión es un medio de comunicación masivo que llega a largas distancias a través de señales, tanto de cable como por parábola y fibra óptica. En nuestros días, este medio es utilizado para diversos fines: entretener, informar, comercializar, desorientar, pero sobretodo, educar.

No se puede continuar desarrollando este artículo sin antes definir el término educación, que no es más que el proceso mediante el cual se le explica a alguien algo que no sabía.

Este es uno de los recursos tecnológicos que han evolucionado al hombre y su forma de socializarse. La misma, le ha permitido adquirir dominio y destrezas que no hubieran sido posibles sin este dispositivo.

La televisión educativa contempla contenidos que tienen algún tipo de interés formativo o educativo, pero que por algún motivo no forman parte del sistema escolar formal. Los programas pueden agruparse en torno a series con una programación continua, didáctica y teorías del aprendizaje.

En Europa la evolución de la TV educativa comenzó cuando la British Broadcasting Company (BBC) y la Radiodifusión Televisión Française (RTF) presentaron programas para enriquecer la enseñanza en las escuelas a comienzos de la década de los 50. En 1958 Italia introdujo la instrucción televisiva directa mediante su escuela televisiva del aire.

Un dato interesante lo aportan Allen E. Koenig y Ruane B. Hill (1970), en su libro “TV educativa: presente y futuro”, donde se estima que alrededor de 15 millones que reciben educación elemental, secundaria y superior en más de 2000 escuelas adquieren hoy instrucción parcial o total mediante la TV en la República de Argentina.

En la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 se reconoce como derecho fundamental lo siguiente: Art. 19: "Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitaciones de fronteras, por cualquier medio de expresión." Es lo que se conoce por libertad de expresión y derecho a la información.

Nuestro país, República Dominicana aún no alcanza esos niveles y se ha mal aplicado el concepto inicial de la televisión, si se hace un monitoreo a las producciones televisivas locales en horarios en que las personas en edad escolar pueden disfrutar de este medio, se puede percibir que dichos programas tienes un corte más de mercado, noticias desagradables, negativas y chismes que aportan nada positivo a dichos individuos.

Sin embargo, hay que destacar que todo aquel que intenta hacer un programa con cierto nivel educativo, lleva consigo un sin número de inconvenientes que, aún sabiéndolo, no puede controlar, entre los que se mencionan: homogeneiza la realidad, transmite valores competitivos y violentos, no deja tiempo para otras actividades, crea dependencia, fomenta la incomunicación dentro de la familia, por su carácter de simultaneidad no llega a respetar las características y necesidades de los televidentes, suele existir poca interacción entre el conductor de los programas y los televidentes y, las preconcepciones que se suelen tener de este medio facilitan que el televidente pueda caer en la pasividad. Esto indica que se convierte en un aprendiz pasivo, no activo.

Vivimos en un país con alto índice de delincuencia, de inseguridad ciudadana, de corrupción en las instituciones públicas, sin esperanza de mejorar en los próximos diez años. Para mies de niños/as en República Dominicana, la televisión se convierte muchas veces en la única opción de contacto con el mundo, de entretenimiento y de educación. 

Si se sabe que los niños y jóvenes son espectadores a lo largo del día y parte de la noche y que las franjas infantiles y juveniles no existen, debería asumirse la paradoja que plantea su enorme implantación, su omnipresencia, su carácter envolvente y mágico para dotar el flujo de contenidos de calidad, convertir el medio en canal efectivo de divulgación de tradiciones históricas y culturales, regular, producir e investigar teniendo en mente sus posibilidades en medio de una identidad diversa y segmentada como la nacional.

En medio de una crisis como la que vive el país, la televisión puede y debe ser un recurso integrador, gestora de convivencia, promotora de diálogo y tolerancia. El quit del asunto está en saber aprovechar al máximo las programaciones que tienen fines educativos y sacar lo mejor, pues como un día dijera Juan Pablo Duarte, y con esto concluyo, “Emulen siempre las buenas acciones de los demás hombres”.

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