viernes, 21 de enero de 2011

PARA PRESERVAR LA ZONA COLONIAL DE SANTO DOMINGO HAY QUE VENDERLA




LAS BUENAS INTENCIONES DE LA UNESCO Y DE LAS AUTORIDADES CULTURALES DOMINICANAS NO PODRAN DETENER EL DETERIORO Y EL ABANDONO DE LA ZONA COLONIAL

Tony Rodríguez

La Unesco, con sobrada razón ha considerado la Zona Colonial del Distrito Nacional, un patrimonio cultural de la humanidad.

Basta con decir que algunas de las edificaciones que allí sobreviven, acumulan hasta 500 años de erigidas.

Pero no basta con sellar un papel para dejar por sentado la necesidad de preservar el conjunto de joyas patrimoniales allí plantadas.

Sépase, que casi todo el que tiene una propiedad en la mentada Zona Colonial quiere venderla. Para qué sirve ser el propietario de un monumento histórico, arquitectónico y cultural si no puedo aprovecharlo en otras variables del valor, como por ejemplo en lo comercial, en la adecuación para las necesidades familiares, etcétera.

Lo cierto es, que solo los edificios que han sido adquiridos por extranjeros, básicamente de países desarrollados, gozan del privilegio de la “preservación”, del resguardo de los riesgos que el paso del tiempo arroja en perjuicio de las construcciones.

Y no solo se trata de resguardar individualmente una construcción, sino de darle protección al conjunto. Cuando un propietario no tiene la vocación de valorar y preservar un bien de esta naturaleza, simplemente lo maltrata, lo abandona.

Por eso la propuesta de vender los edificios de la Zona Colonial, con el criterio de que los adquirientes tengan la vocación de adoptar, como un padre sustituto, a estos monumentos centenarios del viejo Santo Domingo.

Las buenas intenciones de la Unesco y la de las autoridades culturales dominicanas no podrán detener el deterioro y el abandono de la Zona Colonial, a menos que a los actuales dueños de edificios, se les permita traspasar su carga a gente con criterio.

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