Tony Rodríguez
Santiago.- La
expresión de un mago barrial, Cucharimba de Los Ciruelitos, elevó a la gloria a
la ciudad ubicada en el corazón del mapa dominicano: “Santiago es Santiago, la
Ciudad Corazón”. Un verso mineral con categoría
de diamante.
Pero qué significado tiene la frase Santiago es Santiago, es una expresión vacía, o tal vez dice que es una ciudad
y un municipio atosigado por la basura, de delincuencia y caos vial.
Una ciudad impactada
por la migración de los pobres de los campos dominicanos y haitianos.
Una ciudad con las
áreas verdes invadidas, con las aceras ocupadas por vendedores informales y
donde un mercado de trapos hace metátasis en todos los espacios urbanos.
Santiago se llenó de
dólares con las remesas e inversiones que comenzaron a llegar en los 80s
auspiciadas por los denominados dominican york.
Santiago vio inflar su
economía en la década referida con más de 60 mil salarios pagados por las zonas
francas.
Santiago se llenó de
basura, de motoconchistas y deliverys, de atracadores, sicarios, chapiadoras y
migrantes desesperados ocupantes de aceras áreas “protegidas”.
Santiago perdió la
virginidad de pueblo, vio crecer su inventario inmobiliario hacia arriba y a
todos los puntos cardinales.
En medio de la
abundancia y el desorden, se acuñaron expresiones de orgullo como el Estadio
más alegre del país, el Teatro, la Arena, el Monumento…
Santiago envió al
Palacio Nacional a políticos como Joaquín Balaguer, Antonio Guzmán, Salvador
Jorge Blanco, Hipólito Mejía.
El equipo Águilas
Cibaeñas, favorito de Radhamés Trujillo, comenzó a ganar torneos nacionales y
series del Caribe, en la época del derroche.
La ciudad comenzó a
llenarse de lavadores de dinero, con inversiones sospechosas en agencias de
vehículos, rent cars, compra ventas, financieras, bares, discotecas, moteles,
colmadones, plazas comerciales y torres residenciales.
Surgieron los ídolos
de la Pelota como Miguel Diloné, Tony Peña, Luis Polonia.
El Comando Policial ya
no cabía en la sede a la par de la Gobernación de la calle Del Sol, se mudó a
la Fortaleza San Luis y posteriormente a la finca de la avenida Bartolomé
Colón.
Las Empresas Bermúdez
y La Tabacalera brillaron con sus productos, posteriormente el Grupo León
Jimenes se erigió como imperio comercial.
Santiago comenzó a
coparse de medios de comunicación y de urbanizaciones. El pequeño Aeropuerto
Cibao fue mudado a la finca de Licey y Puñal.
Los políticos locales
variaron su perfil de servidores comunitarios aumentándose los salarios y
manchando sus manos de corrupción, mudándose de los barrios donde desarrollaron
su liderazgo hacia torres y quintas residenciales, superando fortunas de
empresarios tradicionales y alcanzando grandes elogios de las líneas aéreas por
su condición de pasajeros frecuentes.
Santiago dejó de ser
aldea, villa y común, elevando su categoría a “metrópolis”. Los políticos aspiran a un monorriel y a un
tres que conecte a la Ciudad Corazón con la Capital y con el muelle de Haina. Las cadenas de comercios capitalinos
expandieron sus inversiones a la Ciudad Corazón, absorbiendo parte del capital
de los trabajadores y de la clase media.
Las bandas de sicarios
más importantes del país, con afiliados dentro de la Policía, se ubican en
Santiago. Poderosos narcotraficantes como Figueroa Agosto confiaron servicios
de primer orden a estos servidores del crimen.
La Procuraduría
General de la República ha concentrado grandes esfuerzos en esta ciudad,
sellando y confiscando propiedades del narco y lavadores de activos,
desarrollando investigaciones de casos como Quirino Castillo, Luis Horacio
Cano, Hermanos Benitez y otros.
Una urbe con
características contradictorias, donde abundan centros educativos, financieros,
industriales, servicios, a la vez de suscitarse situaciones de degradación
social matizados por la corrupción, la delincuencia común, el crimen
organizado, la basura, el caos vial y peatonal, etcétera.
Estudios señalan que
Santiago posee el 14 por ciento del Producto Interno Bruto del país, numeral
que traduce en similar proporción de las riquezas nacionales, y de ahí la
incidencia de actividades como la delincuencia común, el narcotráfico y el
consumo de drogas.
Según las estimaciones
de la ONU,el 0.3% de
la población dominicana entre 15 y 64 años de edad consume cocaína
habitualmente. Es
decir, la República Dominicana tiene un mercado interno de cocaína que engloba
a más o menos 17,000 personas y produce riqueza de hasta US$20 millones. (Inferencia:
Veamos reflejada en esta estadística la participación de Santiago).
Estudios del Plan Estratégico de
Santiago y de la Cámara de Comercio y Producción de Santiago, avalan la
existencia en la urbe de:
§ 4,436
otros establecimientos comerciales menores
§ 1,869
bancas de apuestas
§ 1,487
colmados
§ 1,425
salones de belleza
§ 1,289
pensiones
§ 1,100
talleres de servicios
§ 954
oficinas
§ 501
pizzerías, cafeterías y restaurantes
§ 461
repuestos y auto adornos
No hay comentarios:
Publicar un comentario