Por Humberto Arias //
La televisión para hacer el efecto de embrutecimiento, va a depender, de los tipos de programaciones que los televidentes acostumbren a ver, como son programas que llevan a las personas hacer adición, tales como: la violencia conduce a conductas negativas, las presencias de corridas de toros.
El Fondo Nacional de Alfabetismo del Reino Unido afirmó, una vez conocidos los resultados, que mientras no se compruebe que los niños menores de dos años pueden beneficiarse con la televisión, los padres deben limitar su exposición al aparato y promover otras actividades como conversaciones, lecturas compartidas o juegos imaginativos. Un estudio de investigadores, llevó a cabo un seguimiento de los casos y cuando los pequeños cumplieron diez años, se le solicitó a sus maestros que evaluaran su desempeño académico y psicosocial, sus hábitos de salud y que su índice de masa corporal.
Los resultados mostraron que quienes veían más televisión a los dos años, tuvieron menores niveles de participación en el salón de clases, y más bajas calificaciones en matemáticas. También se encontró una reducción en la actividad física en general y un aumento en el consumo de bebidas gaseosas y en el índice de masa corporal.
En ese sentido, los científicos dirigidos por la doctora Pagani, indicaron que la primera infancia es un período crítico para el desarrollo cerebral y la formación de la conducta, por lo que los altos niveles de consumo de TV durante este período pueden conducir a hábitos perjudiciales para la salud.
La explicación, de acuerdo a Linda Pagani, se encuentra en la siguiente reflexión: “la exposición a la televisión reemplaza el tiempo que el niño podría pasar comprometido en otras actividades más enriquecedoras, y en tareas que mejoren su desarrollo cognitivo, conductual y motor”.
El estudio presenta así – ¡al fin! – un argumento de salud pública bastante convincente contra la exposición excesiva a la TV en la primera infancia.
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