SANTIAGO.- Avenida Bartolomé Colón, un día cualquiera, el tránsito se vuelve pesado, mientras el loco carga con un vacío mental y mil tiestos encima.
Camina sobre su sombra, sin presente y sin futuro, barbudo, peludo, descalzo y olvidado.
Sucio, harapiento, vestido de los tiestos que recoge en su andar.
Salud Pública tiene un presupuesto al servicio de los cuerdos, nada para los enfermos mentales callejeros.
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