Es posible que ahora le haya tocado a Frank Reyes, no mi estimado y colega periodista, sino al cantante, caer en el juego de una "MENOR" con experiencia de calle, por lo que quiero escribir, de manera responsable, que muchas veces estas menores son usadas por los mismos padres y/o tutores como un negocio, que ya tienen experiencia en todo lo relacionado al sexo, y que, lamentablemente, buscan un chivo expiatorio que le caiga de buena suerte para sacarle dinero.
Se han dado casos con locutores y periodistas de Santiago, a pesar de demostrarse que han recibido dinero y efectos de valor, a pesar de su minoría de edad y con el consentimiento de sus padres y/o tutores, y eso, aquí y en China se denomina PROSTITUCIÓN, que la mal manejada y jodida justicia venga a colocar otro calificativo, es harina de otro costal.
Desde mi posición les doy una humilde sugerencia a los que todavía no han caído en las garras de la tentación de una “MENOR” que quiera fastidiarle la existencia: todavía es permitido y sin que nadie los vea, ejercer, si es que la imperiosa necesidad no puede esperar, el derecho manométrico libre para evitar pagar caro el error, ya sea porque el instrumento utilizado pueda transmitir una enfermedad o porque sea “MENOR” y vaya a parar en manos de la justicia.
Ahora bien, cuando las condiciones mentales no son halagüeñas, ya sea porque el individuo está posesionado de un alto grado de sustancias permitidas (alcohol) o de otras penalizadas por la Ley, en cuyo caso ambas provocan que la persona pierda su raciocinio y no sepa distinguir la palabra PELIGRO, la única solución viable y existente aquí y en conchinchina es pagar el precio del error que, posiblemente, no sea del todo culpable, pero debe sembrar las semillas de la hierba que otros burros se comieron.
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