Por Tony Rodríguez
Negarle el derecho a
existir a la Sociedad Cultural Alianza Cibaeña, es una estocada a la historia
de Santiago y del país, es un culto a la irresponsabilidad del Ministerio de
Cultura, que en sus agitadas olas de cambios y con la patología de olvidos
burocráticos, dejó fuera de su presupuesto a la fundación cultural de más larga
historia en el país.
Peor aún, notificar
alegremente que no habrá presupuesto para este año, sin mediar esfuerzos por
corregir distorsiones, sin una consulta a la clase política que representa a
Santiago en el Congreso Nacional y el gobierno, es echar a la biblioteca más
antigua que tenemos los santiagueros al circo de las fieras, sin siquiera
entonar una canción de despedida.
Es negarle un espacio a
los poetas y cantores bohemios, a los lectores de periódicos, a los concurrentes
a conferencias, seminarios y graduaciones, a los escritores que exponen sus
obras, a los que consultan los libros y absorben sus nociones, a los que se
reúnen para cruzar ideas y fabricar proyectos de desarrollo, a los que reciben
el premio u homenaje a su habilidad intelectual y creativa.
Alianza Cibaeña es una fundación
cultural que surgió el 22 de agosto de 1884, bajo las bien ponderadas
intenciones del intelectual Eugenio Deschamps. Es y ha sido un foro de luz para
el estudiantado, los investigadores sociales y la intelectualidad criolla.
Alianza Cibaeña es canción, es literatura, es espoleo
de ideas, es recompensa a la imaginación y a la inventiva.
Un olvido no es una
sentencia, es un error corregible. Es un
contrasentido que un gobierno que impulsa la educación atente contra los
símbolos de la educación y el conocimiento científico.
La representación de
Santiago en la Cámara de Diputados, encabezada por Abel Martínez, en el Senado
por Julio César Valentín, en los ministerios del gobierno (Ventura Camejo,
Ramón Fadúl, Francisco Domínguez Brito), y todos los que ostentan cargos a la
defensa del interés santiaguero, deben acercarse al ministro de Cultura, a tantear
soluciones y a exigir.
En buen juicio, atentar
contra la existencia de Alianza Cibaeña es faltarle el respeto a un pueblo que
paga suficientes impuestos como para mantener sus símbolos culturales y viva la
llama del conocimiento. En nombre de la
paz, Santiago clama.
No hay comentarios:
Publicar un comentario