El 68% del territorio en República Dominicana es propenso a
deslizamientos de tierra y a inundaciones, según el Centro de Operaciones de
Emergencias y más de dos millones de personas viven en vulnerabilidad, según la
Defensa Civil.
Juan Eduardo Thomas/listin.com.do
Vulnerabilidad Gran
amenaza de RD
Falta de planificación. Área de Los Tres Brazos, a la orilla
del río Ozama, muestra los niveles de vulnerabilidad en esa zona de República
Dominicana, país donde existen otras |,005 zonas consideradas por los
socorristas como de alta vulnerabilidad según un estudio realizado al respecto.
Un fenómeno natural toca y golpea al Sur. Y,
pronto, la sacudida la lleva la región Norte. Las aguas de huracanes, tormentas
o vaguadas, fétidas y llenas de furia, de fuerza desmedida, nos devuelven a la
realidad de una de nuestras mayores necesidades: la planificación, y las
carencias de mil años que arrastra República Dominicana.
Puede que la temporada de lluvias de 2016, con los daños a
la región Norte del país, nos haya legado la enseñanza de que no se necesitan
de temporadas de ciclones activas, y mucho menos del paso de huracanes de alta
categoría para hacer daño sobre el territorio dominicano.
Cada año al menos 38,715 dominicanos tienen que desplazarse
de sus casas por las inundaciones y afectaciones de sus viviendas, un dato que
desde el año 2008 ya contabiliza a 309,722 ciudadanos en cifras oficiales, que
reivindican a las inundaciones como la principal amenaza de daño constante en
República Dominicana.
Al mirar que 44,786 viviendas han sido dañadas desde 2008
por las inundaciones, se entiende que la discusión debe ir mucho más allá y
obligarnos a hablar de vulnerabilidad, la realidad de miles de familias que
habitan en zonas proclives a catástrofes con cada fenómeno atmosférico.
La Defensa Civil, el principal organismo de socorro del
país, ha levantado una especie de mapa de la vulnerabilidad en República
Dominicana, con la identificación de los lugares más propensos a ser afectados
ante eventos atmosféricos.
Su investigación muestra a 1,006 zonas consideradas por los
socorristas como vulnerables, un trabajo sustentado en la constante ocurrencia
de eventos en el país y en el registro de los hechos para saber dónde proceder
primero ante algún desastre natural. La apreciación de Juan Manuel Méndez,
director del Centro de Operaciones de Emergencias (COE), ayuda a poner en
contexto la crisis constante de República Dominicana: no solo es mil y pico de
lugares vulnerables, asegura. “Es que el 68% de nuestro territorio es propenso
a deslizamientos de tierra y a inundaciones. Los terrenos tienen que
identificarse para saber cuáles son aquellos que se pueden utilizar para
asentamientos humanos, o los que son de vocación agrícola”, dice.
Y en su discurso hay una advertencia: movilizar a todas las
familias en situación de vulnerabilidad es un imposible. Lo que sí se podría
hacer, señala el director del COE, es entender y hacerle entender a la
población a través de reordenamiento territorial que hay terrenos que no son de
vocación para construcción de viviendas y asentamientos humanos.
“La vulnerabilidad siempre va a existir, los eventos
naturales. La naturaleza no provoca desastres, el hombre construye
vulnerabilidad, eso debemos tenerlo pendiente”, dice.
La región del país con mayor cantidad de zonas vulnerables
es el Cibao Central, con las provincias La Vega, Monseñor Nouel y Sánchez
Ramírez, como los territorios que mayores amenazas presentan en toda República
Dominicana, con 175 comunidades.
El Cibao Norcentral, con Santiago, Espaillat y Puerto Plata
es considerada la segunda zona de mayor vulnerabilidad ante eventos
atmosféricos del país.
Estos datos y las identificaciones de la Defensa Civil
deberían construir la idea de que los daños en el país por fenómenos
atmosféricos no están atados necesariamente al paso de devastadores ciclones
tropicales, que por lo regular constituyen el principal temor de los pueblos
caribeños.
Con el paso del ciclón Matthew, en octubre pasado, el país
sumó 77 ciclones tropicales que le han dañado en los últimos 143 años.
Rafael de Luna Pichirilo, director de la Defensa Civil
dominicana, propone que el Estado diseñe un plan para lograr la reubicación de
las familias que habitan en situaciones de vulnerabilidad. Su primera alerta es
que debe ser un programa a largo plazo, constante, porque en República
Dominicana “hay más de dos millones de personas que residen en lugares
vulnerables a inundaciones y deslizamientos de tierra”.
“En las zonas de deslizamientos de tierra se recomienda una
reubicación de las familias; en las zonas que reciben inundaciones por la
sedimentación de los cauces, hay que hacer labores de adecuación de cauces, y
no reconstruir viviendas en lugares vulnerables”, propone el jefe de los socorristas
voluntarios del país.
En los lugares más peligrosos la recomendación es reubicar
las casas que han sido construidas sobre el cauce aparente de los ríos, una
propuesta que encaja en una de las ideas del general Méndez, director del COE,
de que los ríos siempre vuelven por sus territorios.
“Paulatinamente el Estado debe hacer un plan para ir
propiciando esas reubicaciones. Eso es un proyecto que debe ser a largo plazo
porque tenemos más de 2 millones de personas viviendo en lugares vulnerables a
inundaciones y deslizamientos en República Dominicana”, dice De Luna Pichirilo.
LAS PÉRDIDAS CONSIDERABLES
Tras el paso del ciclón Georges, en 1998, República
Dominicana fortaleció su marco legal sobre la gestión de riesgos en el país. Su
paso obligó a repensar los esfuerzos que se hacían para mitigar los daños,
obviamente luego de que el fenómeno dejó pérdidas del 16% del Producto Interno
Bruto (PIB), que para el año 2004 significaban unos 2,553 millones de dólares.
Los daños causados por el huracán David y la tormenta
Federico, que golperaron al país en agosto de 1979, fueron cuantificados en
2,175 millones de dólares, que para el momento representaron 40 por ciento del
Producto Interno Bruto de la nación, según recoge el informe de Desarrollo
Humano del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), publicado en
2008.
Un informe del ministerio de Economía, Planificación y
Desarrollo señala que la planificación de usos del suelo y el ordenamiento
territorial se constituye en una de las estrategias más importantes para
orientar el desarrollo económico y social hacia metas de sostenibilidad y
seguridad.
“La planeación del desarrollo permite constituir una imagen
objetiva o un modelo de ocupación del territorio en el mediano y largo plazo,
que oriente la adecuada expansión de áreas urbanas, cuencas hidrográficas,
regiones o territorios en diferentes escalas espaciales”, dice.