POLÍTICOS CON POSES DE
VITRINA que todo resuelven Y NO SOLUCIONAN NADA
Río Yaque del Norte en su trayecto por Santiago |
Tony Rodríguez
Santiago.- Los daños humanos y materiales ocasionados
por las lluvias de noviembre en República Dominicana, irreparables unos, y
otros que tardarán años en reponerse si se contara con extrema vocación
restauradora de parte de los sectores público y privado.
Nueve muertos, decenas de
hospitalizados, cientos de familias desplazadas, millonarias pérdidas en
propiedades privadas y deterioro extremo de sistemas viales, eléctricos,
acueductos, semáforos, edificaciones escolares, cuya reparación se tomaría el
presupuesto de la nación de varios años.
Es penoso y hasta
ridículo, el que políticos asuman un protagonismo de tiras cómicas, blindados a
la humedad y el lodo con trajes y botas parisinas, en un momento en que la
calamidad humana desborda.
Mientras el agua y el
lodo fluye por todos lados, y con mayor destrucción en las provincias del norte
del país, improvisadas ayudas llegan junto al presidente, a los gobernadores y
los alcaldes, mismos que han permitido que personas desesperadas por la pobreza
del campo se arrimen a la ciudad en los bordes de ríos, cañadas y humedales,
construyendo ranchos encima de cloacas y tuberías de alcantarillado, debajo de
puentes y en pendientes dúctiles.
Es la otra cara de
República Dominicana, la que no refleja el cascareado crecimiento de la
economía, el impacto de la inversión extranjera, el auge del turismo y las contribuciones
de la minería. Es el país en pantalones cortos y descalzo.
Y porqué culpar a la
naturaleza de que el río volvió a su curso original o de que una
infraestructura mal hecha se delate o de los pobres ocupen las primeras planas
de los diarios.
El desastre, como en 2007
cuando la tormenta Olga arrasó a Santiago y la Línea Noroeste con el desagüe de
la Presa de Taveras, volvió a ser oportunidad de políticos que aprovechan las
facilidades de hacer compras de improviso sin los controles de auditores,
gracias al tecnicismo de la declaratoria de emergencia.
Presa de Taveras es desaguada por lluvias de noviembre 2016 |
La presa seguirá estando
en el mismo lugar, y como ocurrió con La Mesopotamia en San Juan de la Maguana,
los pobres volverán a las cloacas y a las hoyas, y los procesos electorales
continuarán siendo el espacio para las promesas y la repartición de chelitos
que si bien benefician en el momento a los hambrientos, a la vez los condenan a
ser presas de aprovechados que se gozan las cámaras y los presupuestos fáciles
para dar y abrazar a grajosos, haciendo gala de una generosidad que NO es suya,
como TAMPOCO son los recursos que reparten.
Y los legisladores
seguirán aprobando préstamos internacionales para reparar carreteras que ya
estaban reparadas con préstamos que aún no se han pagado, y para seguir
ayudando a pobres que desconocen por su ignorancia, que cada cuatro años
seguirán siendo los mismos pobres, cuando no sus hijos y sus nietos.
Y los políticos seguirán
con poses de vitrinas, haciendo de generosos en los momentos de crisis, y el
pueblo dominicano, ricos y pobres, en nombre de la democracia y la estabilidad
nacional, permitirán que todo continúe como va, sin variar el destino, sin
construir soluciones verdaderas, con promesas de un desarrollo falso.
En 1933 los hambrientos
invadieron las laderas del tren por lo que es hoy la avenida 27 de febrero en
Santiago, y para curar las miserias fueron mudados al sector Pueblo Nuevo.
En 1977 los hambrientos
estaban en la hoya del río Yaque, donde ahora está la avenida Circunvalación
Sur, de ahí fueron mudados al Ensanche Bermúdez, a Los Ciruelitos, a Los
Salados, a Camboya, a Buenos Aires.
En 1986, los pobres de
Santiago fueron instalados en el complejo de Invivienda conocido como La Villa.
Y con tanto solucionar la
pobreza, el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, observa que en los
últimos doce años la República Dominicana creció en más de dos millones de
nuevos pobres, mismo período en que políticos de vitrina se han gastado el
tintero de los diarios publicando soluciones a los males de la pobreza.
No puede curarse la
pobreza sino se cura la ignorancia primero.
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