El hombre nuevo moldeado por la televisión, la moda y el barrio debe revisarse. Nada parecido a los abuelos ni aquellos machos que cuidaban su aspecto varonil.
Ha cambiado su forma de hablar y de escribir, su dirección parece confundir muchos patrones que marcan la diferencia de género.
Está influenciado por la música, por la jerga, por un vestir radicalmente distinto al hombre tradicional.
Hay quienes sostienen que ha cambiado su anatomía, por la de un cuerpo de espinazo más prolongado y piernas achicadas.
Es un hombre que vive su propio mundo, que disfruta su ser diferente. Nada ridículo, nada extraño.
El hombre nuevo moldeado por la televisión, la moda y el barrio debe revisarse. Nada parecido a los abuelos ni aquellos machos que cuidaban su aspecto varonil.
Ha cambiado su forma de hablar y de escribir, su dirección parece confundir muchos patrones que marcan la diferencia de género.
Está influenciado por la música, por la jerga, por un vestir radicalmente distinto al hombre tradicional.
Hay quienes sostienen que ha cambiado su anatomía, por la de un cuerpo de espinazo más prolongado y piernas achicadas.
Es un hombre que vive su propio mundo, que disfruta su ser diferente. Nada ridículo, nada extraño.
No hay comentarios:
Publicar un comentario